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Castellani y Nicolotti, historia de una rivalidad

Castellani y Nicolotti, historia de una rivalidad

Si hay algo que todos los italianos tienen en común, es la tendencia a dividirse en facciones: rivalidad entre Ghibellines y Guelphs, Bianchi y Neri, rivalidad entre ciudades, distritos, parroquias y familias.

 Incluso Venecia…

Si hay algo que todos los italianos tienen en común, es la tendencia a dividirse en facciones: rivalidad entre Ghibellines y Guelphs, Bianchi y Neri, rivalidad entre ciudades, distritos, parroquias y familias.

 Incluso Venecia no fue la excepción. Durante siglos, dos facciones compitieron, más como rivales que como enemigos, en juegos y desafíos: los Castellani y los Nicolotti.

 Desde el siglo XII, cuando el Doge era Vitale II Michiel, Venecia se dividió en seis distritos llamados Sestieri. Parece que la división se hizo necesaria debido a las continuas tensiones entre los que vivían en el área oriental (los Sestieri de San Marco, Castello y parte de Dorsoduro) y los que vivían en el área occidental (Sestieri di Santa Croce, San Polo y de la parte de Dorsoduro que pertenece a la parroquia de San Nicolò dei Mendicoli).

 Esta feroz rivalidad probablemente se remonta a las guerras civiles entre las dos antiguas ciudades romanas de Eraclea y Equilio (Jesolo). Sus habitantes, después de las invasiones bárbaras, habían encontrado refugio en las islas de la laguna, pero, dado que el hacha nunca había sido enterrada por completo, habían elegido ocupar áreas muy distantes entre sí.

 A lo largo de los siglos, los odios se disolvieron en una rivalidad cómica que la Serenissima alentó con la intención de acostumbrar a los jóvenes a la lucha y la fatiga física. En caso de guerra, esta destreza habría resultado ser una ventaja. Fue con esta intención que se promovieron juegos y desafíos.

 El día en que los Nicolotti, con sombrero y bufanda negros, y los Castellani, con sombrero y bufanda rojos, se afrontaban era el jueves gordo durante el Carnaval de Venecia. El espectáculo tenía lugar en la plaza de San Marcos y el Doge asistía desde el balcón del Palacio Ducal entre los embajadores y aristócratas.

El día festivo comenzaba con el sacrificio de un toro y doce cerdos. La cabeza de cada animal debía que caer con un solo golpe de sable. El mejor equipo para cortar las cabezas ganaba el juego y el equipo que había ganado el año anterior había el honor de intentar de cortar la cabeza del toro. Obviamente, todo esto tuvo lugar con la risa y la burla de la audiencia.

 Después de esto, comenzaban los juegos de equilibrio. La más famosa se llamaba “Las fuerzas de Hércules” y era una pirámide humana, con la ayuda de palos. El ganador era el equipo que lograba formar la pirámide más alta. Se trataba otro desafiante juego de equilibrio colocando cada pie sobre la plancha de dos góndolas y, por lo tanto, permaneciendo en equilibrio sosteniendo hasta tres personas en los hombros o en la cabeza.

 En ese tiempo, se hacían muchos otros juegos de equilibrio y tenían nombres extraños y sugerentes: L’Anera, I Tre Ponti, La Imperiale Carega, La Bella Venezia, La Fondamenta dei Pensieri, Quattro Angoli Sovra le Crosette, la Fuma, il Castillo, Il Gaffaro, I Due Ponti, La Mezza Rosetta, La Gloria.

Desde septiembre hasta Navidad, algunos puentes venecianos se convertían en un ring de boxeo para permitir las peleas de puños.

 El más famoso era el puente ubicado cerca de Campo San Barnaba, que todavía se llama “Ponte dei Pugni” “puente de los puños”. En las esquinas aún se ven las huellas que marcaron la posición inicial de los luchadores. Estos puentes no tenían barandas laterales porque caer al agua significaba perder el juego.

 Estas peleas fueron abolidas en 1705, después de que el Ponte dei Pugni fue el escenario de una pelea sangrienta que comenzó con los golpes, pero terminó con los cuchillos. La batalla duró más de un día y hubo muchas víctimas. Solo la intervención del párroco de San Barnaba, quien levantó el crucifijo invocando la ayuda de Dios, logró restaurar la paz.

 Después de ese episodio, solo se permitieron juegos de equilibrio y regatas.

  Y hoy, ¿qué queda de esta rivalidad? No mucho, tal vez nada. Pero si realmente queremos cavar, ¿no es la actual rivalidad entre Venecia y Mestre un legado de tiempos pasados?